La neolengua, descrita por George Orwell en 1984, es una versión extremadamente simplificada del lenguaje que persigue limitarlo para hacer inviables formas de pensamiento contrarias. Por ejemplo, si se limita o adultera el significado de la palabra LIBERTAD se conduce a la población a pensar en la LIBERTAD  en los términos deseados y no en otros. Listo. Es bastante sencillo. 

Por eso llama poderosamente la atención cómo hay quien no parece darse cuenta de las peligrosas intenciones que subyacen tras el burdo intento de la ultraderecha de limitar el uso del género gramatical femenino a quienes, deliberadamente, ponemos empeño en usarlo siempre que se ofrece la oportunidad. 

¿Señora presidente? Tendría gracia de no ser por la cantidad de sangre, sudor y lágrimas que se han derramado en el mundo y en la Historia para que hoy una mujer ostente un puesto de representación parlamentaria. 

Señora presidente, dice el señor diputada de la ultraderecha…


¿Señora presidente? Tendría gracia de no ser por la cantidad de sangre, sudor y lágrimas que se han derramado en el mundo y en la Historia para que hoy una mujer ostente un puesto de representación parlamentaria. 

Señora presidente, dice el señor diputada de la ultraderecha… 

En 1805, la RAE, una institución a mi juicio antidemocrática cuyo único objetivo es dictar a la gente cómo debe hablar su lengua (1755. Samuel Johnson, a propósito de la posibilidad de una academia que regulara el uso de la lengua de Shakespeare), ya reconoció la palabra PRESIDENTA para designar a la mujer que ‘manda y preside’. 

Es obvio que nadie espera de la ultraderecha el más mínimo gesto de ‘progreso’ en sus usos y costumbres pero qué menos que traer bien aprendidos los contenidos exigibles para obtener un certificado de escolaridad a una cámara de representación del pueblo. Aunque quién sabe ya cómo está el nivel.

Honestamente, el feminismo no espera ninguna contribución positiva de la ultraderecha a su causa pero tampoco va a bajar la guardia ante sus provocaciones, por llamar de alguna forma al  vergonzoso uso que hacen de sus escaños sus señorías con la que está cayendo en este país.

A tenor de lo anterior, la causa del movimiento feminista, conviene recordar cuál es: la defensa del principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre y la lucha por la realización efectiva de este principio en todos los órdenes de la vida. También lo dice la RAE, nuestro particular Mago de Oz cervantino, que sin embargo se resiste a reconocer la palabra ‘hembrismo’ en contraposición a machismo para evitar la confusión. 

A vosotras, las personas. A toda la ciudadanía. A la gente de la calle. A la humanidad que habita la tierra. A la dirección, la presidencia, la portavocía, la jefatura. A todas las unidades… Han de saber que emplear el género gramatical femenino es hacer uso de un perfecto castellano.

Que la ignorancia no oculte las malas intenciones.

Nota: disculpen mi desconocimiento del resto de lenguas oficiales de España, me he educado
en un sistema que no me ha facilitado tener ni unas nociones básicas así que no puedo
pronunciarme sobre el lenguaje inclusivo en ellas.

Acerca de la autora

Esther Ontiveros Olmedo
Relaciones corporativas y RSC | + posts

Periodista especializada en comunicación y responsabilidad social corporativa.